domingo, 7 de octubre de 2012

Réquiem por una hoja

Verde y vital con sangre nueva amamantada
Has sido como abnegado pájaro a su cría
Con las lágrimas de una primavera esperanzada
Sanadas con el estival candor de un nuevo día.

Grana tornaste al saber de tu efímera existencia
Abrazando con vehemencia a tu padre centenario
Preguntándole el porqué de tan trágica sentencia
Sin tiempo apenas para saborear tu calendario.

Amarillenta y triste tus venas transparentes y agrietadas
Translucen hoy el otoñal cansancio de una anciana
Cuya tenaz presbicia y sordera tan temprana
Auguran un cadente final de aires Lorquianos.

Gris y pálida yacerás sobre un cementerio de hojarasca
Cuando tu creador te llore un día de penumbras y de sombras
Comprenderás entonces la paradoja milagrosa de una hoja
Que ha de morir sumisa alimentando cada otoño
 Para que la veleidosa primavera la reponga.

Saúl

No hay comentarios:

Publicar un comentario