Destinos
Yo, señor,
no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros
tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el
destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por
sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena
marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por
el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un mirar sereno y
al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren
del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por
defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y
colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.
Camilo José Cela