Bosque
Ya llega
indecisa, agonizante hoja triste de otoño que el viento azota hasta la tela de
la araña, coleccionista innata de sueños propios y ajenos, guardiana del bosque
y la ribera, confidente del nogal y el arrendajo, que sueña mares y mareas;
reunidos todos, la hoja, el sueño, la pluma, la tristeza, caracolas y piedras
del camino, la araña parte hacia otros claros, donde depositar su hilo
milagroso cerca de un tronco o una piedra, y al culminar la magistral geometría
de su obra atravesada por el viento, reclama con silbidos milenarios que solo
el bosque conoce, a las hadas y los trasgos ocultos tras el musgo....
Saúl Arazo Iglesias