domingo, 22 de junio de 2014



Ballenas pirenaicas   


Hay ocasiones  en la vida en que todo se complica más de lo deseado y nos vemos inmersos en situaciones que nos producen dolor emocional cuando alguien a quien le tenemos profundo afecto atraviesa un momento difícil; si esta situación se prolonga ese sufrimiento amenaza con dejar su huella marcada largo tiempo sobre el alma  de aquellos que son partícipes obligados en ese inexplicable juego que a veces la existencia nos plantea.
Pero no es mi intención hablar sobre los hechos concretos sino de explicar mi personal manera de afrontar esta crisis normativa, para poder aportar  en la medida de mis posibilidades una visión constructiva al asunto en cuestión.
Alguien ( profesor ) una vez me dijo, “el primer impulso es casi siempre el mas acertado”, pero no es solo aplicable a un test , el cuerpo es intuitivo tanto para lo cognitivo como para lo emocional , solo debemos aprender a escuchar que nos pide en cada momento.
Pasear, eso me pedía el cuerpo y eso he hecho con asiduidad durante estas últimas semanas, he caminado multitud de kilómetros a lo largo y ancho de la Hoya de Huesca y Pirineos, marco incomparable y único que me brinda el lugar en el que vivo y al que pertenezco por nacimiento.
Cierto es que en situaciones en las que una compleja maraña emocional amenaza con hacerte perder el camino adecuado y plantea dudas sobre la buena o mala actuación de otros y de ti mismo hacia tan peliagudo asunto con sus posibles consecuencias, es fundamental mantener la mente clara; estar en contacto con la naturaleza me ha ayudado a lograr ese objetivo, yo, solo yo y mi silencio, el canto de las aves,  viento, olores a madera de pino y aroma a sencillez y pureza de mis preciosos pueblos pirenaicos, sin distorsiones de discursos ajenos, discusiones sobre emociones heridas y reproches.
En uno de esos paseos, mientras avanzaba a pie de sierra por un camino entre carrascas, recordé algo en lo que no pensaba desde niño y que me trajo por un instante profundas emociones que ya creía olvidadas.
En ese preciso momento Gratal , El salto del Roldán , pico Mediodía y todo el conjunto rocoso dejaron de ser piedra para dejar paso a una gigantesca ballena azul con su joroba al aire que emergía imponente sobre un  mar en calma que antes se me representaba como verdes  campos de trigo; en ese momento de ensoñación transitoria volví a mi esencia, a mi niñez y me recordó el punto de partida, quien soy, de donde vengo y me regalo el enfoque positivo que hoy tanto necesito,  claridad de pensamiento y paz interior.
Seguí buscando  en  mis recuerdos y encontré a un niño de tres años al que su abuelo Constantino  le regaló un libro de cetáceos del mundo que el hojeaba compulsivamente un día y otro día emocionado, unos meses mas tarde cuando su abuelo murió de forma trágica atropellado , en la casa de Costanilla de Sellán ,  ese niño miraba por la ventana de la pequeña cocina en brazos de su abuela Marisa, viuda ahora y lo tenia claro, esa gran masa de tierra en el horizonte sería para siempre ya una gigantesca ballena azul con su joroba al aire surcando el inmenso océano.
A día de hoy me entusiasma todo lo relacionado con el mundo natural , al que he dedicado muchas horas de estudio y observación , quizás en parte por culpa de ese libro de ballenas que me regalaron de niño; ya no recuerdo la voz de mi abuelo, pero si el olor a puro de la casa y el profundo afecto mutuo que nos demostramos durante nuestra breve convivencia en este mundo, ese sentimiento sigue mas vivo que nunca, solo tengo que mirar una montaña y pensar en mi ballena preferida…



SAUL



“Adjunto algunas fotos de Huesca, la mayoría tomadas por mi durante esos largos paseos, esperando que alguien también pueda con suerte, ver a mi ballena”






















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