Ballenas pirenaicas
Hay ocasiones en la vida
en que todo se complica más de lo deseado y nos vemos inmersos en situaciones
que nos producen dolor emocional cuando alguien a quien le tenemos profundo
afecto atraviesa un momento difícil; si esta situación se prolonga ese sufrimiento
amenaza con dejar su huella marcada largo tiempo sobre el alma de aquellos que son partícipes obligados en
ese inexplicable juego que a veces la existencia nos plantea.
Pero no es mi intención hablar sobre los hechos concretos sino
de explicar mi personal manera de afrontar esta crisis normativa, para poder
aportar en la medida de mis
posibilidades una visión constructiva al asunto en cuestión.
Alguien ( profesor ) una vez me dijo, “el primer impulso es casi
siempre el mas acertado”, pero no es solo aplicable a un test , el cuerpo es
intuitivo tanto para lo cognitivo como para lo emocional , solo debemos
aprender a escuchar que nos pide en cada momento.
Pasear, eso me pedía el cuerpo y eso he hecho con asiduidad
durante estas últimas semanas, he caminado multitud de kilómetros a lo largo y
ancho de la Hoya
de Huesca y Pirineos, marco incomparable y único que me brinda el lugar en el
que vivo y al que pertenezco por nacimiento.
Cierto es que en situaciones en las que una compleja maraña
emocional amenaza con hacerte perder el camino adecuado y plantea dudas sobre
la buena o mala actuación de otros y de ti mismo hacia tan peliagudo asunto con
sus posibles consecuencias, es fundamental mantener la mente clara; estar en
contacto con la naturaleza me ha ayudado a lograr ese objetivo, yo, solo yo y
mi silencio, el canto de las aves,
viento, olores a madera de pino y aroma a sencillez y pureza de mis
preciosos pueblos pirenaicos, sin distorsiones de discursos ajenos, discusiones
sobre emociones heridas y reproches.
En uno de esos paseos, mientras avanzaba a pie de sierra por un
camino entre carrascas, recordé algo en lo que no pensaba desde niño y que me
trajo por un instante profundas emociones que ya creía olvidadas.
En ese preciso momento Gratal , El salto del Roldán , pico
Mediodía y todo el conjunto rocoso dejaron de ser piedra para dejar paso a una
gigantesca ballena azul con su joroba al aire que emergía imponente sobre un mar en calma que antes se me representaba
como verdes campos de trigo; en ese momento
de ensoñación transitoria volví a mi esencia, a mi niñez y me recordó el punto
de partida, quien soy, de donde vengo y me regalo el enfoque positivo que hoy
tanto necesito, claridad de pensamiento
y paz interior.
Seguí buscando en mis recuerdos y encontré a un niño de tres
años al que su abuelo Constantino le
regaló un libro de cetáceos del mundo que el hojeaba compulsivamente un día y
otro día emocionado, unos meses mas tarde cuando su abuelo murió de forma
trágica atropellado , en la casa de Costanilla de Sellán , ese niño miraba por la ventana de la pequeña
cocina en brazos de su abuela Marisa, viuda ahora y lo tenia claro, esa gran
masa de tierra en el horizonte sería para siempre ya una gigantesca ballena
azul con su joroba al aire surcando el inmenso océano.
A día de hoy me entusiasma todo lo relacionado con el mundo
natural , al que he dedicado muchas horas de estudio y observación , quizás en
parte por culpa de ese libro de ballenas que me regalaron de niño; ya no
recuerdo la voz de mi abuelo, pero si el olor a puro de la casa y el profundo
afecto mutuo que nos demostramos durante nuestra breve convivencia en este mundo,
ese sentimiento sigue mas vivo que nunca, solo tengo que mirar una montaña y
pensar en mi ballena preferida…
SAUL
“Adjunto algunas fotos de Huesca, la mayoría tomadas por mi
durante esos largos paseos, esperando que alguien también pueda con suerte, ver
a mi ballena”
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