BELLA
Y OSCURA
Recuerdo que al atardecer
el viento nos traía desde la otra ladera un estruendo de mugidos y berridos.
Muchas veces nos quedábamos contemplando la caída del sol mientras el aire se
pintaba de un verde azulado y llegaban rebotando hasta nosotros las voces
desaforadas de las bestias. Yo siempre creí que eran llamadas sexuales, gemidos
del calor del celo y del placer; pero luego, después de que descubrieran
nuestro escondite y se lo llevaran, me enteré de que el alboroto provenía de un
matadero y que eran gritos de agonía arrancados por el cuchillo del carnicero.
Desde entonces cada vez que pienso en aquellos crepúsculos finales los veo en
mi memoria del color de la sangre, hermosos y transparentes y terribles. Así de
cerca está la dulzura del horror en esta vida tan bella y tan oscura."
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